¿Alguna vez te has preguntado si ser una buena persona automáticamente te convierte en una buena pareja?
Pues déjame decirte que no es así.
Tener una pelota en casa no te convierte en jugador de fútbol,
¿verdad?
Del mismo modo, estar al lado de alguien no te convierte automáticamente en pareja, y mucho menos en una buena pareja.
Para tener una relación de verdad, lo primero que necesitas son ganas reales de estar en una.
Ganas de construir, de comprometerte y de aceptar todo lo que implica estar en pareja.
No se trata solo de compartir el mismo espacio o de cumplir con ciertas formalidades.
Es mucho más que eso.
Y no es sencillo, lo sé.
Ser una buena pareja requiere esfuerzo.
Es algo que se aprende, que se trabaja cada día, y que exige estar presente con los cinco sentidos.
Porque estar físicamente con alguien no es suficiente.
Estar significa estar de verdad, con atención, cariño, cuidado, respeto y amor.
Una buena pareja es aquella que te inyecta ganas de vivir, que te impulsa a ser mejor persona, que está ahí en los momentos importantes, y en los que no lo son tanto también.
Y, sí, una buena pareja también pone límites.
Porque poner límites es una forma de enseñar valores en una relación, de mostrar que hay respeto y compromiso.
Es muy fácil decir “somos pareja” y que todo fluya sin esfuerzo.
Pero eso no es una relación real.
No confundamos ser una buena persona con ser una buena pareja.
En mi agencia, Union Love, veo tantas personas que llegan diciéndome “es que no tengo suerte, soy una gran persona”.
Y sí, estoy segura de que son grandes personas, pero eso no garantiza que sean grandes parejas.
Ser una buena pareja implica estar presente, no solo físicamente, sino emocionalmente.
Implica no perderse en el trabajo, las redes sociales, las amistades o los hobbies al punto de olvidar a la persona que tienes al lado.
Es muy fácil distraerse con el mundo exterior, pero estar en pareja significa no permitir que esas distracciones te alejen de quien verdaderamente te importa.
Y me entristece ver cuántas personas se sienten solas a pesar de estar en una relación.
Esa soledad que sientes estando acompañado es de las más duras, y puede desgastar el alma.
Estar físicamente presente pero emocionalmente ausente no es suficiente para mantener una relación.
Es necesario poner el corazón en ella.
Hay personas que darían lo que fuera por encontrar a alguien con quien compartir su vida, alguien que les apoye y les impulse.
Y luego hay quienes están en una relación, pero no han aprendido a ser una buena pareja, y eso también los lleva al fracaso.
Las relaciones son algo que define nuestras vidas de manera profunda.
Y cuando una de las partes no sabe ser pareja, la otra solo tiene dos opciones, separarse y convertirse en alguien mejor para una futura relación, o quedarse y aceptar una vida llena de traumas, ansiedades y decepciones.
Así que, si tienes pareja, reconsidera lo que significa realmente serlo.
Siempre estás a tiempo de cambiar, de evolucionar, de aprender a ser una buena pareja.
Porque si te lo propones, puedes lograrlo.
Y al final del día, se trata de estar ahí, plenamente, con el corazón en la mano y los cinco sentidos bien abiertos.