Te entiendo perfectamente.
Esa sensación de echar de menos a alguien puede ser abrumadora, pero quiero decirte algo que quizás te haga verlo desde otra perspectiva.
No es a esa persona a quien realmente extrañas.
Lo que estás extrañando es a la versión idealizada de lo que querías que fuera, o de lo que creías que era.
Es duro darse cuenta de esto, pero es una verdad que puede ayudarte a avanzar.
Piensa en esto por un momento:
Cuando esa persona ya no está en tu vida, lo que queda es el recuerdo de lo que tú querías que fuera, no necesariamente la realidad de quién era.
Muchas veces nos aferramos a esa idea, a esa versión mental que construimos. Idealizamos cómo nos hacía sentir, cómo creíamos que era la relación, o incluso el futuro que imaginábamos juntos.
Pero la verdad es que esa versión era solo una construcción en nuestra mente, una especie de espejismo.
Lo que realmente extrañas, y esto es lo que más cuesta aceptar, es la manera en que te sentías cuando estabas al lado de esa persona.
Extrañas esa versión de ti mismo que salía a la luz en su compañía, esa parte de ti que quizás no ves todos los días ni experimentas con todo el mundo.
En el fondo, lo que estás extrañando es a ti mismo, a la parte de ti que brillaba cuando estabas con esa persona.
Es importante que te permitas sentir esta verdad.
Porque cuando tomas conciencia de que no se trataba tanto de esa persona, sino de la manera en que te hacían sentir, puedes empezar a soltar esa idea.
Dejas de cargar con la nostalgia de alguien que en realidad no era lo que pensabas y empiezas a reencontrarte contigo mismo.
Y eso es lo más valioso. Porque al final, lo que realmente necesitas no es recuperar a esa persona, sino recuperar esa versión de ti que te hacía sentir bien.
Esa versión que, aunque ahora parezca lejana, sigue dentro de ti.
No es exclusiva de alguien más.
Tú eres capaz de sentirte de esa manera nuevamente, incluso más fuerte, por ti mismo.
Así que cuando pienses que extrañas a esa persona, recuerda que lo que extrañas es esa versión idealizada y, más importante aún, lo que sentías contigo mismo.
Y eso, es algo que puedes volver a encontrar dentro de ti, sin depender de nadie más.
Porque el amor propio y la conexión contigo mismo siempre han sido, y serán, lo más poderoso que puedes tener.