Siempre he pensado que la intensidad es algo precioso.
Esa pasión, esas ganas de darlo todo, de volcar nuestra energía y nuestros sentimientos en alguien que realmente nos importa, es algo que refleja lo mejor de nosotros.
Pero, con el tiempo, he aprendido algo importante:
la intensidad solo es preciosa cuando la entregamos a la persona correcta.
Para la persona adecuada, tu intensidad nunca será demasiado.
Nunca le parecerá abrumadora o fuera de lugar.
Al contrario, será bienvenida y apreciada.
Porque cuando alguien realmente te quiere, valora cada gesto, cada detalle y cada pequeña muestra de ese amor que das con tanta sinceridad.
La intensidad, en esos casos, es una expresión de la conexión profunda que comparten, y nunca será “demasiado”.
Sin embargo, la intensidad deja de ser bonita cuando se la das a alguien que no la valora o no la merece.
Y es que, para esa persona que no está alineada contigo, que no ve ni siente de la misma manera, tu intensidad puede parecerle molesta o excesiva.
Y aquí es donde debemos detenernos y reflexionar.
No se trata de que tú estés mal por ser intenso, se trata de que esa persona simplemente no es la correcta para recibir lo mejor de ti.
He visto muchas veces cómo, en nuestra búsqueda por ser amados/as, cometemos el error de dar lo mejor de nosotros a personas que no saben valorarlo.
Entregamos nuestra intensidad, nuestra parte más bonita, a alguien que no tiene la capacidad o el interés de apreciarla.
Y cuando eso ocurre, empezamos a sentir que nuestra intensidad es “demasiado” o que deberíamos ser menos apasionados.
Pero eso no es cierto.
Lo que realmente debemos hacer es aprender a ser selectivos con nuestras energías.
No se trata de apagar esa luz interior que llevamos, sino de asegurarnos de que la compartimos con quienes realmente la valoran.
Para la persona correcta, tu intensidad será un regalo, no una carga.
Así que, la próxima vez que sientas que estás siendo “demasiado”, recuerda que simplemente puede ser que esa persona no es la adecuada para ti.
Guarda lo mejor de ti para alguien que lo sepa apreciar, que lo reciba con los brazos abiertos y que te devuelva esa misma intensidad en formas que te hagan sentir amado y valorado.
Dejemos de ofrecer nuestra parte más bonita a quienes no lo merecen. Sigamos siendo intensos, sigamos siendo apasionados, pero hagámoslo por y para las personas correctas.
Porque cuando encuentras a esa persona que realmente merece tu amor, todo lo que eres, en toda tu intensidad, será exactamente lo que estaba esperando.