Vivimos en una época en la que el compromiso parece haber pasado de moda.
Lo veo constantemente:
Relaciones que comienzan y terminan casi en el mismo suspiro, primeras citas que con demasiada frecuencia acaban en la cama sin que apenas se hayan conocido de verdad.
No me malinterpretes, no estoy aquí para juzgar.
Pero sí para reflexionar sobre lo que está sucediendo en nuestras relaciones.
¿Nos estamos alejando del verdadero amor?
Nos hemos acostumbrado tanto a lo inmediato, a las opciones infinitas que nos ofrece una pantalla, que siempre estamos buscando algo mejor o algo nuevo, aunque parezca inalcanzable.
Nos olvidamos de lo que realmente importa:
El valor de la conexión real y profunda, la paciencia o el esfuerzo por construir algo auténtico.
Nos estamos conformando con relaciones superficiales, desechando lo que algún día tanto valorábamos.
Antes, un amor de verano podía ser un romance fugaz, pero dejaba huella. Ahora, esas relaciones que antes eran efímeras, parecen más serias simplemente porque hemos rebajado nuestras expectativas.
Nos hemos acostumbrado tanto a los encuentros casuales que cualquier relación que dure más de unos meses parece ya un gran logro.
Algo que también me preocupa es cómo estamos mostrando con tanta facilidad partes de nosotros que más que mostrarlas a cualquiera sin ton ni son, deberían descubrirse con el tiempo, en lugar de ser expuestas tan al comienzo.
Hemos llegado a un punto donde parece que cuenta más un cuerpo que un corazón o un alma, donde se presume más de la apariencia que de los valores y de mantener una relación sólida.
Y en ese proceso, estamos perdiendo la esencia de lo que significa construir algo real y duradero.
El compromiso nos asusta.
Estamos tan acostumbrados a huir del amor o a evitar el esfuerzo, que preferimos quedarnos solos antes que enfrentarnos a lo que implica construir una relación seria.
Nos elegimos a través de una foto, pasando por alto los valores, las emociones, la personalidad, el carácter o los objetivos.
Y así es como caemos en relaciones donde nos esforzamos poco, mentimos mucho y olvidamos demasiado rápido.
Lo triste de todo esto es que, al final, terminamos sintiéndonos vacíos.
¡Nos hemos vuelto desechables y fácilmente sustituidos!.
La fidelidad, que debería ser la base de una relación, se ha convertido en algo que muchos ya no valoran.
Es más, en esta época, hasta te tachan de “intenso/a” si simplemente prestas la atención que una persona merece.
Hemos normalizado el desapego, y en ese proceso, hemos perdido de vista lo que realmente importa.
Pero no todo está perdido.
En Union Love, seguimos creyendo que podemos encontrar algo más profundo, algo real.
El amor verdadero sigue existiendo, aunque parezca difícil de encontrar en esta era del cero compromiso.
A veces, lo que necesitamos es detenernos, reflexionar y recordar que el amor no es algo que se pueda apresurar.
Es algo que se construye con tiempo, dedicación y, sí, por supuesto compromiso.
Es momento de reconectar con lo que realmente buscamos en una relación.
Dejar de lado las superficialidades y enfocarnos en lo que de verdad importa, el respeto, la complicidad, la paciencia y el valor de construir algo duradero entre otros.
No se trata de conformarse, sino de saber esperar por aquello que realmente merece la pena.
Así que si te sientes frustrado/a con la rapidez y superficialidad de las relaciones actuales, quiero que sepas que no estás solo/a.
El amor verdadero puede parecer cada vez más difícil de alcanzar en esta época, pero sigue ahí, esperando por aquellos que estén dispuestos a esforzarse, a comprometerse y a dejar atrás el miedo para construir algo bonito y real.